jueves, 3 de julio de 2014

Chapter 32

El regreso a Londres

(Narra Eli)

Por un momento estuve por decirle un “Sí, llévame dónde tú quieras”,  es que era tan deslumbrante, tan caballeroso, tan divertido, tan ÉL! Sí, reconocía que no tenía la más mínima idea de quién era, pero sí de que era un completo desconocido.

-         VENGA ELI, QUE HAY QUE DESMELENARSE! – me decía mi conciencia.
-       Pero… y Niall? – me decía a mí misma.

Lo sentía por ese bombón que tenía delante, pero yo no era amiga de las fugas, ni de dejar a los amigos y mi chico a un lado por un lío de una noche.

-         Mmm… Otro día será J - Le di un beso en la mejilla y volví con los chicos.
Uff! Faltó poco para sacar mi lado más salvaje e indomable, pero me lo reservaría para otra ocasión más adecuada, o séase, NIALL.


(Narra Niall)

-         Decidido. Voy a buscar a Eli para bailar. Está tardando mucho y no me fio de ninguno de los que hay por aquí – pensé.

Agarré mi copa y me levanté de aquel sofá de cuero, tan cómodo, con ímpetu. Iba tan rápido que ni me percaté de que me había chocado con la mismísima Eli que me miraba ahora con cara de un “Te mato” rotundo, al ver su vestido impregnado de cóctel de pomelo y piña con alcohol.

-         ¿QUÉ TE PASA HOY? ¿NO SABES HACER OTRA COSA QUE CAGARLA? – me chilló haciendo sufrir a mi oído – Nos vamos. Bueno, mejor dicho me voy! Parece que esta noche todos se lo están pasando bien menos yo.

Justamente aparecieron Daniela y Harry abrazándose y soltando alguna que otra risa, obviamente, no por el incidente que provoqué.

-         Ey, Eli, Eli ¿Dónde vas? – salió Daniela tras ella.

-         ¿Qué le has hecho ya? – me preguntó Harry como si él nunca hubiera roto un plato en su puñetera vida.

-         A TI QUE TE IMPORTA?! ME VOY! YA ME HE CANSADO DE TANTA FIESTA! – estallé como una olla a presión. No me importaba lo más mínimo que la gente me observara, porque LO HACÍAN.

-         Niall, espera, pero,  ¿Con quién te vas? – le oí decir cuando me alejaba.

Llamé a un taxi sin perder un segundo y regresé al hotel a encerrarme en mi habitación sin querer ver a nadie más hasta por lo menos la hora de comer, ya que, al fijarme en el reloj de mi muñeca, eran las 7:00 de la mañana.

Al girar para atravesar el otro pasillo, donde residía mi habitación, me pareció ver una chaqueta muy familiar, un chico joven que se tambaleaba un poco.

-         LOUIS? ¡¿Qué haces tú aquí?! – solté.

-         ¿Qué? – se giró. Sí, era él e iba como una cuba – Niall, amigo, has ligado con alguien esta noche? – susurraba en palabras casi imposibles de entender por su voz tomada, tras el efecto de la borrachera que se había pillado.

-         ¿Puedo dormir en tú habitación? – aproveché, no me diría que no, con el pedo que llevaba…

-         A ver, vamos a ver – puso cara de gilipollas, señalándome con el dedo – pero tú no habías ligado? Pues vete con la tia que te has buscado, hombre! – Y dale  ._.

-         Louis, espérame aquí, que voy a pasar a por unas cosas – abrí la puerta de mi habitación y después nos dirigimos a la suya, que por cierto, tuve que abrir yo, porque este no atinaba con la llave -.-

-         Oye, y porque te has ido de la disco? ¿Y Eli? ¿Y los demás? – parecía que se había calmado un poco, al haberse echado agua en la cara, siguiendo mi consejo.


-         Y YO QUE SE! Eli y yo hemos discutido porque soy un puto imbécil que no sabe lo que es tener novia y que siempre la caga, y que, esta es ya la segunda vez, que si lo del hospital, que si tal que si cual… Todo acabará mal, lo estoy viendo venir… Ahora entiendes porque he decidido salir de allí o tampoco?!

Genial, se había quedado tostado tirado en la cama y aún con la ropa puesta, ya hasta los borrachos pasaban de mí. OKAY ._.  

--------------------------------------------------------------------------------

(Narra Violet)

Pasaron algunos días, por lo que tuvimos que dejar a los chicos en California y volver a Londres, ya era mucho morro lo de estar allí tanto tiempo.

En el avión Eli nos contó sus problemas con Niall y, vamos, que no estaba muy bien la cosa que se dijera. Comentaba que se sentía vacía, nada la llenaba, estaba cansada de todo, y que Niall no hacía que todo eso cambiase, al menos de momento. Según ella habían pasado grandes momentos juntos, pero eso era antes, ahora estaban prácticamente todos los días discutiendo y es que llegaba a la conclusión de que no estaban hechos el uno para el otro.

Como es natural, nosotras nos quedamos a cuadros con todas aquellas conclusiones… ¿Cómo podría alguien discutir con Niall con lo adorable que era? No siempre una pareja debía tener los mismos gustos o ser parecidos, sin embargo, en este caso era diferente. Eli era una persona aventurera, salvaje, liberal, realista, feliz, loca, entre otras muchas cosas, y Niall… Niall era NIALL una persona única, alegre, risueña, adorable, soñadora…, digamos que más o menos, opuesto a Eli. También, nosotras le aconsejamos que se pensara bien las cosas y que no le rompiera el corazón. Ella lo meditaría.


(Narra Eli)

Ay! HOGAR DULCE HOGAR! Daniela y yo tiramos las maletas en medio de la habitación y nos tiramos a plancha en la cama, el viaje se había hecho largo y bastante pesado y eso que me gustaba a mí viajar en avión pero…
Daniela rompió el silencio que se apoderaba de la habitación como siempre solía hacer.

-        Tía, ¿estás bien? – me miraba fijamente a los ojos.

-        No lo sé – dije con la cabeza gacha.

-        Cielo, tú sabes que Niall es un chico estupendo, bueno, atento y te quiere, no debes tener dudas de vuestra relación.

-        Lo sé, pero es que siento que esta relación no avanza y me frustra esta situación porque él lo es todo y le quiero. Aún así sigo sintiendo que algo no funciona entre nosotros.

-        Mmm… ¿A qué te refieres? – Daniela me cogió la mano y la apretó fuerte dándome confianza.

-        Pues… no sé… A ver tía, por ejemplo… una cosa, esto no quiero que se lo cuentes a nadie de acuerdo? Quizá te parezca una gilipollez pero me ha dejado pensativa.

-        Cuenta, no diré nada – me prometió.

-        El otro día, uno de los de la barra de la discoteca a la que fuimos me invitó a irme con él a la playa, tía y no me dejó pagar la bebida. Pero ¿sabes que fue lo peor?

-        ¿El qué? – se mordía las uñas como solía hacer Niall.

-        Pues que casi acepto! Pero luego volví a la realidad y pensé en Niall y lo rechacé.

-        E hiciste bien, pero que muy bien!

-        Sí, pero eso es a lo que me refería de mi relación con Niall, no sé, él no suele tener esos detalles conmigo y no es tan cariñoso. También sé que al tío este le conocí solo de esa vez pero me demostró mucho más que Niall aquella noche. Sinceramente, no tengo ganas ni de llamarle ahora mismo, lo contrario de lo que cualquier novia haría por las noches.

-        Si te digo la verdad, no os vi muy acaramelados el otro día. Te doy la razón. Y no sé tía, tienes que pensar muy bien las cosas, no hagas nada que te haga arrepentirte después – me aconsejaba.

-        ¿Y, si le doy un tiempo? – miraba a mi alrededor pensativa.

En ese mismo instante, mi móvil sonó y sí, era Niall. ¿Qué debía hacer cogérselo o no? Y si era así ¿Qué tenía que decirle? No se me ocurría nada.

-        En serio, ¿No se lo vas a coger? – Daniela se quedó impresionada.

-        No tengo fuerzas para hablar ahora, bajaré a tomar algo de comer – salí de la habitación al mismo tiempo que una lágrima de rabia recorría mi mejilla.


Disimulé ante la multitud de la cafetería fingiendo que estaba bien cuando en realidad lo único que me apetecía era llorar desconsoladamente por no saber qué hacer. Pero había alguien que me conocía lo suficientemente bien como para notar que la expresión de mi rostro era completamente fingida.

-        ELIZABETH!! ¿Qué tal todo por California? Cuánto tiempo sin vernos! Cuánto te he echado de menos! – gritó Rubén dando saltos de alegría que se redujeron en cuanto vio mis ojos - ¿Qué ha pasado? ¿Has estado llorando? – curioseaba.

-        Yo también me alegro de verte – le abracé – y no tienes que preocuparte de verdad.

-        Venga, y si te invito a algo me lo contarás? – eso me hizo sonreír un tanto.

Comimos algo y proseguí a contarle una sinopsis de mi estado y mi primera decisión al respecto que también le confesé a Daniela. Su opinión no me sorprendió en absoluto, pues siempre se limitaba a darme la razón. Sabía que seguía sintiendo algo por mí y aquella tarde no le miré como siempre lo hacía, sino como una persona muy cercana que está a ahí en todo momento. Noté de repente que puso su mano en mi rodilla y que un ataque de nervios inundaba mi interior.


(Narra Liam)


Cayó la noche sobre California o mejor dicho la madrugada y decidí acostarme. Sin embargo, no tendría que haberlo hecho, pensamientos de días pasados y un sueño que no pretendía soñar me persiguió sin dignarse a marcharse.