Chapter
32
El
regreso a Londres
(Narra Eli)
Por un
momento estuve por decirle un “Sí, llévame dónde tú quieras”, es que era tan deslumbrante, tan caballeroso,
tan divertido, tan ÉL! Sí, reconocía que no tenía la más mínima idea de quién
era, pero sí de que era un completo desconocido.
-
VENGA
ELI, QUE HAY QUE DESMELENARSE! – me decía mi conciencia.
- Pero…
y Niall? – me decía a mí misma.
Lo sentía
por ese bombón que tenía delante, pero yo no era amiga de las fugas, ni de
dejar a los amigos y mi chico a un lado por un lío de una noche.
-
Mmm…
Otro día será J - Le di un beso en la mejilla y volví con los chicos.
Uff! Faltó
poco para sacar mi lado más salvaje e indomable, pero me lo reservaría para
otra ocasión más adecuada, o séase, NIALL.
(Narra Niall)
-
Decidido.
Voy a buscar a Eli para bailar. Está tardando mucho y no me fio de ninguno de
los que hay por aquí – pensé.
Agarré mi copa
y me levanté de aquel sofá de cuero, tan cómodo, con ímpetu. Iba tan rápido que
ni me percaté de que me había chocado con la mismísima Eli que me miraba ahora
con cara de un “Te mato” rotundo, al ver su vestido impregnado de cóctel de
pomelo y piña con alcohol.
-
¿QUÉ TE PASA HOY? ¿NO SABES HACER OTRA COSA
QUE CAGARLA? – me chilló haciendo sufrir a mi oído – Nos vamos. Bueno, mejor
dicho me voy! Parece que esta noche todos se lo están pasando bien menos yo.
Justamente aparecieron Daniela y Harry abrazándose y
soltando alguna que otra risa, obviamente, no por el incidente que provoqué.
-
Ey, Eli, Eli ¿Dónde vas? – salió Daniela tras
ella.
-
¿Qué le has hecho ya? – me preguntó Harry
como si él nunca hubiera roto un plato en su puñetera vida.
-
A TI QUE TE IMPORTA?! ME VOY! YA ME HE
CANSADO DE TANTA FIESTA! – estallé como una olla a presión. No me importaba lo
más mínimo que la gente me observara, porque LO HACÍAN.
-
Niall, espera, pero, ¿Con quién te vas? – le oí decir cuando me
alejaba.
Llamé a un taxi sin perder un segundo y regresé al hotel
a encerrarme en mi habitación sin querer ver a nadie más hasta por lo menos la
hora de comer, ya que, al fijarme en el reloj de mi muñeca, eran las 7:00 de la
mañana.
Al girar para atravesar el otro pasillo, donde residía mi
habitación, me pareció ver una chaqueta muy familiar, un chico joven que se
tambaleaba un poco.
-
LOUIS? ¡¿Qué haces tú aquí?! – solté.
-
¿Qué? – se giró. Sí, era él e iba como una
cuba – Niall, amigo, has ligado con alguien esta noche? – susurraba en palabras
casi imposibles de entender por su voz tomada, tras el efecto de la borrachera
que se había pillado.
-
¿Puedo dormir en tú habitación? – aproveché,
no me diría que no, con el pedo que llevaba…
-
A ver, vamos a ver – puso cara de gilipollas,
señalándome con el dedo – pero tú no habías ligado? Pues vete con la tia que te
has buscado, hombre! – Y dale ._.
-
Louis, espérame aquí, que voy a pasar a por
unas cosas – abrí la puerta de mi habitación y después nos dirigimos a la suya,
que por cierto, tuve que abrir yo, porque este no atinaba con la llave -.-
-
Oye, y porque te has ido de la disco? ¿Y Eli?
¿Y los demás? – parecía que se había calmado un poco, al haberse echado agua en
la cara, siguiendo mi consejo.
-
Y YO QUE SE! Eli y yo hemos discutido porque
soy un puto imbécil que no sabe lo que es tener novia y que siempre la caga, y
que, esta es ya la segunda vez, que si lo del hospital, que si tal que si cual…
Todo acabará mal, lo estoy viendo venir… Ahora entiendes porque he decidido
salir de allí o tampoco?!
Genial, se había quedado tostado tirado en la cama y aún
con la ropa puesta, ya hasta los borrachos pasaban de mí. OKAY ._.
--------------------------------------------------------------------------------
(Narra
Violet)
Pasaron algunos días, por lo que tuvimos que dejar a los
chicos en California y volver a Londres, ya era mucho morro lo de estar allí
tanto tiempo.
En el avión Eli nos contó sus problemas con Niall y,
vamos, que no estaba muy bien la cosa que se dijera. Comentaba que se sentía
vacía, nada la llenaba, estaba cansada de todo, y que Niall no hacía que todo
eso cambiase, al menos de momento. Según ella habían pasado grandes momentos
juntos, pero eso era antes, ahora estaban prácticamente todos los días
discutiendo y es que llegaba a la conclusión de que no estaban hechos el uno
para el otro.
Como es natural, nosotras nos quedamos a cuadros con
todas aquellas conclusiones… ¿Cómo podría alguien discutir con Niall con lo
adorable que era? No siempre una pareja debía tener los mismos gustos o ser parecidos,
sin embargo, en este caso era diferente. Eli era una persona aventurera,
salvaje, liberal, realista, feliz, loca, entre otras muchas cosas, y Niall…
Niall era NIALL una persona única, alegre, risueña, adorable, soñadora…,
digamos que más o menos, opuesto a Eli. También, nosotras le aconsejamos que se
pensara bien las cosas y que no le rompiera el corazón. Ella lo meditaría.
(Narra
Eli)
Ay! HOGAR DULCE HOGAR! Daniela y yo tiramos las maletas
en medio de la habitación y nos tiramos a plancha en la cama, el viaje se había
hecho largo y bastante pesado y eso que me gustaba a mí viajar en avión pero…
Daniela rompió el silencio que se apoderaba de la
habitación como siempre solía hacer.
-
Tía,
¿estás bien? – me miraba fijamente a los ojos.
-
No
lo sé – dije con la cabeza gacha.
-
Cielo,
tú sabes que Niall es un chico estupendo, bueno, atento y te quiere, no debes
tener dudas de vuestra relación.
-
Lo
sé, pero es que siento que esta relación no avanza y me frustra esta situación
porque él lo es todo y le quiero. Aún así sigo sintiendo que algo no funciona
entre nosotros.
-
Mmm…
¿A qué te refieres? – Daniela me cogió la mano y la apretó fuerte dándome
confianza.
-
Pues…
no sé… A ver tía, por ejemplo… una cosa, esto no quiero que se lo cuentes a
nadie de acuerdo? Quizá te parezca una gilipollez pero me ha dejado pensativa.
-
Cuenta,
no diré nada – me prometió.
-
El
otro día, uno de los de la barra de la discoteca a la que fuimos me invitó a
irme con él a la playa, tía y no me dejó pagar la bebida. Pero ¿sabes que fue
lo peor?
-
¿El
qué? – se mordía las uñas como solía hacer Niall.
-
Pues
que casi acepto! Pero luego volví a la realidad y pensé en Niall y lo rechacé.
-
E
hiciste bien, pero que muy bien!
-
Sí,
pero eso es a lo que me refería de mi relación con Niall, no sé, él no suele
tener esos detalles conmigo y no es tan cariñoso. También sé que al tío este le
conocí solo de esa vez pero me demostró mucho más que Niall aquella noche. Sinceramente,
no tengo ganas ni de llamarle ahora mismo, lo contrario de lo que cualquier novia haría por las noches.
-
Si
te digo la verdad, no os vi muy acaramelados el otro día. Te doy la razón. Y no
sé tía, tienes que pensar muy bien las cosas, no hagas nada que te haga arrepentirte
después – me aconsejaba.
-
¿Y,
si le doy un tiempo? – miraba a mi alrededor pensativa.
En ese mismo
instante, mi móvil sonó y sí, era Niall. ¿Qué debía hacer cogérselo o no? Y si
era así ¿Qué tenía que decirle? No se me ocurría nada.
-
En
serio, ¿No se lo vas a coger? – Daniela se quedó impresionada.
-
No
tengo fuerzas para hablar ahora, bajaré a tomar algo de comer – salí de la
habitación al mismo tiempo que una lágrima de rabia recorría mi mejilla.
Disimulé
ante la multitud de la cafetería fingiendo que estaba bien cuando en realidad
lo único que me apetecía era llorar desconsoladamente por no saber qué hacer.
Pero había alguien que me conocía lo suficientemente bien como para notar que la
expresión de mi rostro era completamente fingida.
-
ELIZABETH!!
¿Qué tal todo por California? Cuánto tiempo sin vernos! Cuánto te he echado de
menos! – gritó Rubén dando saltos de alegría que se redujeron en cuanto vio mis
ojos - ¿Qué ha pasado? ¿Has estado llorando? – curioseaba.
-
Yo
también me alegro de verte – le abracé – y no tienes que preocuparte de verdad.
-
Venga,
y si te invito a algo me lo contarás? – eso me hizo sonreír un tanto.
Comimos algo
y proseguí a contarle una sinopsis de mi estado y mi primera decisión al
respecto que también le confesé a Daniela. Su opinión no me sorprendió en
absoluto, pues siempre se limitaba a darme la razón. Sabía que seguía sintiendo
algo por mí y aquella tarde no le miré como siempre lo hacía, sino como una
persona muy cercana que está a ahí en todo momento. Noté de repente que puso su
mano en mi rodilla y que un ataque de nervios inundaba mi interior.
(Narra Liam)
Cayó la noche sobre California o mejor dicho la madrugada
y decidí acostarme. Sin embargo, no tendría que haberlo hecho, pensamientos de
días pasados y un sueño que no pretendía soñar me persiguió sin dignarse a
marcharse.